Lunes 07 de abril de 2025
07 APR 2025 - 14:00 | Opinión
Panorama Político

Diferencias del 17

Combatir en el Maxiquiosco lo que se comparte en la Provincia del Pecado. Emerge el peronismo, otra vez. Primordial oposición del enjambre relativamente neoliberal de la derecha copadora de los consultores.

Escribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella, especial para JorgeAsisDigital.com

Sentimentales peronistas originarios
En el Maxiquiosco del Artificio Autónomo se combate lo que en la Provincia del Pecado se comparte.
Basta con la simpleza de treparse al colectivo 17, en Maipú y Corrientes, hasta cruzar la frontera del Puente Pueyrredón y bajar pocos minutos después en las proximidades del Hospital Fiorito o la Plaza Central de Avellaneda para respirar otra problemática. Sorpresas de los apasionados votantes que confrontan.
El libertario admirablemente convencido de los atributos del Fenómeno Milei que habita el Maxiquiosco se siente de pronto pragmáticamente amigable con el macrista moderado del suburbio. Y no por ser específicamente menos jactancioso que el similar de la capital.
A los libertarios y los macristas los une en la Provincia Inviable el significativo desprecio compartido por el populismo kirchnerista, la manera más fácil de etiquetar al peronismo.
Movimiento, o acaso extendida superstición histórica, al que dirigentes relativamente macristas como Diego Santilli, El Bermellón, o Cristian Ritondo, El Potro, les cuesta sensatamente difamar. Ambos portan la misma identidad, como la señora Patricia Bullrich, La Montonera del Bien. La condición de ser sentimentales peronistas originarios.
Como lo es, también, a su manera, Sebastián Pareja, El Mecano, armador de la Provincia del Pecado que responde vagas instrucciones de la Conductora, señora Karina Milei, Pastelera Protectora del hermanito.

La derecha copadora
Emerge el peronismo, otra vez. Primordial oposición del enjambre relativamente neoliberal de la derecha copadora de los consultores que, en cierto modo, hoy gobierna y distribuye los puestos con arbitraria indiscreción. Y con la pronunciada tendencia hacia el papelón que en esta columna no se va a tratar. Por recato, sentido estético del buen gusto, o por displicente manera de la piedad que implica devaluar el drama básicamente elemental.
Sin la irreparable legitimidad que proporcionan los grandes medios que en materia de poder retroceden, en 2023 el peronismo pudo haber ganado en la primera ronda. Faltaron dos miserables puntos para que Sergio, El Profesional, superara a Javier Milei, Panelista de Intratables y próximo sujeto del Fenómeno, y a la ya reubicada Patricia, hoy libertaria convencida. Justamente fue después de los cuatro años del gobierno menos eficaz del peronismo, encabezado por Alberto Fernández, El Poeta Impopular.

En la segunda vuelta, las dos vertientes de la derecha tuvieron la abrupta sagacidad de entenderse y el Panelista iba a recibirse entonces muy pronto de Fenómeno. Por haberse cargado, en simultáneo y desde la televisión, a los dos grandes movimientos populares del siglo veinte. Al radicalismo y al peronismo que probablemente ya no tenían más nada para aportar. Y nada tampoco, acaso, para decir.

Milanesas desgastadas
Pero ocurre que Milei arrastró también con la tibieza impersonal del PRO que sin otra alternativa se le anexó.
Juntos, libertarios y macristas vencieron al peronismo ministerial de Massa y creyeron que inmediatamente cambiaba el acontecer político y llegaba el turno de dar la inútil batalla cultural.

Pero infortunadamente el Panelista se enredó en la desconcertante relación de milanesas desgastadas con Mauricio, el Ángel Exterminador. Lo alimentó con entrañas y vaguedad de promesas, lo remozó de elogios vibrantes y de efectivas valoraciones para la tribuna. Pero sin cerrar nada nunca.
“Culpa del entorno”, reflexionaba el Ángel, que al cierre del despacho ya hasta se atreve con la crítica a Milei. Al que supo auxiliar, hasta aquí, con los servicios competentes de un mecánico del Automóvil Club (cliquear).
Atribuye el Ángel la responsabilidad por la nada a los dos otros vértices opacos del Triángulo de Hierro (fundido).
Un vértice es ocupado por la protectora Karina, y el otro por el impetuoso consultor Santiago Caputo, El Neo Giacomini. Pero son vértices aceptablemente distintos que pugnan por influir en la arbitrariedad del vértice principal. El que ocupa, en efecto, el Fenómeno que tiene lamentablemente picado el boleto.

Paulatinamente el Triángulo ingresa entonces a la dimensión desconocida de Comodoro Py. Y en el Triángulo que debía imperar la solidez comienzan a disputarse los explícitos espacios de poder.
La banda ascendente de los “menemistas”, con Martín Menem en la Pajarera de Diputados y sobre todo con Eduardo Lule Menem, El Operador, solidifican políticamente a Karina, a los efectos acaso utópicos de construirla como una estadista maciza, casi invulnerable, mientras que la pandilla precipitada de los tuiteros entusiastas que comanda Daniel Parisini, el Gordo Dan, prefiere pulsar a favor de Santiago, el Jaimito insaciable que amaga quedarse con lo que pueda, sean espías o impuestos.
Pero en el Maxiquiosco distrital se impuso la prepotencia fraternal. Karina. Y el baluarte para activar la batalla cultural de la concejalía, o la más presentable legislatura de Buenos Aires es el vocero Manuel Adorni, Manolito, fin.

Especialista en derrotas
La derecha copadora, fragmentada hasta el infinito, con su rivalidad inocente vuelve a blindar las estructuras populares del peronismo. Que se anima de nuevo con una propuesta desafiante, casi interesante. Como Leandro Santoro, El Radicalista, artesano innovador de la palabra que mantiene el equilibrio identitario. Sea como radical o peronista, Santoro es un sistemático beneficiario de las estrategias que diseña el armador especializado en derrotas Juan Manuel Olmos, Puígari, el jurista opulento de terminales infinitas, portador de atributos relativamente cívicos.
Pero acontece que el sigiloso astuto de las terminales infinitas esta vez puede, en efecto, ganar. Incluso puede ilusionarse con despachar las golosinas y las habilitaciones que hoy distribuye el Primo Jorge, personaje fundamental del esquema de la derecha siempre presente en el colectivo 17.
Pero con el GPS de Puígari, El Radicalista puede perforar la racha de 30 años de adversidad. La significativa ausencia de victorias del peronismo de la capital.

Aunque el voto peronista vaya también, en efecto, dividido.
Por la presencia de Juan Manuel Abal Medina, cabeza de lista del Movimiento Evita, que conduce el barbado Emilio Pérsico, El Heladero, que tiene incontenibles ganas de tallar en la minigobernación de La Matanza. O especialmente a través de Alejandro Kim, El Coreano, un producto de exportación asiática pero terminado a mano en Montserrat por Guillermo Moreno, El Ferretero, líder de la vertiente mediáticamente peronista Principios y Valores.

Evitar el suicidio
Sin embargo el peronismo no puede taxativamente separarse del simbolismo poético del viaje en el 17. Se prepara para quedarse de nuevo con el poder nacional. Para la tarea titánicamente rutinaria es preciso amalgamar al peronismo de la Provincia del Pecado con el peronismo del interior.
Y es exactamente aquí donde se produce el descalabro de la pugna fundamental. El litigio técnico que es político entre La (Agencia de Colocaciones) Cámpora, que conduce Máximo, En el Nombre del Hijo, con el aval de La Doctora, y el gobernador Axel Kicillof, El Gótico, acaso el producto de calidad mejor elaborado que se encuentra en el borde paranoico de la emancipación.
Mientras nace el axelismo, se tiran con La Doctora con los fierros de los minigobernadores, una ristra de pichones que suelen apasionarse en las peleas por las cajas. Es Avellaneda o Berisso o La Matanza contra Lanús, Lomas de Zamora y Quilmes, mientras emergen sólo dos figuras contrapuestas que tratan de aportar la indispensable migaja de racionalidad y algún atisbo de breve cordura.
En principio, Juan Grabois, El Santo, portador de un lenguaje brusco aunque pastoral. Y Sergio, con superior elevación de profesional que supo ser el último presidenciable que pudo haber incluso vencido en la primera ronda.
Después del extendido silencio del duelo, Sergio se atrevió a animar a la tropa del Frente Renovador con la receta módica de la unidad.
Como si convocara a sus pares para la reflexión, a La Doctora y el Gótico, a los efectos de suplicar que no suiciden, en efecto, al peronismo que es, de nuevo, alternativa.