Nació el primer bebé concebido en útero trasplantado de una fallecida
Fue en Brasil hace un año y recién lo dieron a conocer. Es un avance en la medicina y en la conciencia de donar órganos para dar vida. Detalles.
El 15 de diciembre de 2017 nació en San Pablo, Brasil, una niña. Pero no fue un nacimiento más. Esa beba que hoy ya casi cumple su primer año de vida nació fruto de un trasplante de útero de donante fallecida. El milagro de la vida ocurrió en el Hospital Universitario de San Pablo y se convirtió en el primer caso de un nacimiento después de haber trasplantado un útero procedente de una mujer fallecida ya que hasta el momento siempre habían sido órganos de donantes vivas.
El trascendental caso para la medicina fue informado por la revista científica The Lancet y se supo que el trasplante fue en 2016.
Siete meses después del nacimiento, el bebé (una niña), se encontraba bien, pesaba 7,2 kilos y seguía siendo amamantada por su madre, igualmente en buen estado de salud, según el Hospital Universitario de San Pablo, que realizó el trasplante en 2016.
En septiembre de ese año, la madre que recibió el útero, de 32 años y que había nacido sin este órgano (síndrome de Mayer-Rokitansky-Küster-Hauser), se sometió antes del trasplante a una fecundación in vitro (FIV).
El órgano procedía de una mujer de 45 años fallecida de un derrame cerebral y donante de varios órganos (corazón, hígado, riñones), de factor Rh 0 positivo. La operación duró un total de 10 horas y media y fue seguida de un tratamiento inmunosupresor para evitar el rechazo del órgano por parte del organismo de la paciente.
Cinco meses después del trasplante, la mujer tuvo las primeras reglas normales. Y dos meses después, con la transferencia del embrión, el embarazo se inició. Éste se desarrolló sin dificultades y el bebé nació por cesárea a 36 semanas de gestación, el 15 de diciembre de 2017, en estado ligeramente prematuro pero considerado oportuno para los médicos para evitar complicaciones.
El bebé pesó al nacer 2,550 kilos y se hallaba en perfecto estado de salud. El útero fue retirado durante la cesárea para poder cesar el tratamiento inmunosupresor, muy duro para la paciente. El niño y la madre dejaron el hospital al cabo de tres días.
Es la primera vez, después de una decena de tentativas fracasadas en Estados Unidos, República Checa y Turquía, que un trasplante de útero a partir de una donante fallecida permite llevar a cabo un nacimiento. También es una primicia para un nacimiento mediante un trasplante de útero en América Latina.
Desde la primera donación de un útero a partir de una mujer con vida, en 2013 en Suecia, se llevaron a cabo 39 trasplantes, de los cuales 11 permitieron dar a luz a la paciente.
"El recurso a donantes fallecidos podría ampliar considerablemente el acceso a este tratamiento" por parte de las "mujeres que sufren una esterilidad de origen uterino", declaró el doctor Dani Ejzenberg, que dirigió la experiencia en el Hospital Universitario de Sao Paulo, citado por The Lancet.
Hasta ahora, "el único embarazo acontecido después de un trasplante de útero retirado post mortem fue en 2011 en Turquía" y resultó en un aborto espontáneo, según el doctor Srdjan Saso, del departamento obstétrico del Imperial College de Londres.
Esta exitosa experiencia presenta "varias ventajas respecto a un útero de una donante viva: el número potencial de donantes es mayor, es más barato y evita los riesgos para la donante viva".
Para el profesor Andrew Shennan, obstetra del Kings College de Londres, la operación "abre la vía a la donación post mortem, como es el caso para otros órganos", lo que "permitiría a las mujeres que no pueden concebir un bebé debido a un útero defectuoso llevar a cabo un embarazo" sin "depender de donantes vivas" ni "recurrir a la adopción o a una madre de alquiler".