Día del Lector: aquella entrañable visita de Jorge Luis Borges a Dolores
Sucedió hace 38 años y duró tres días. Los detalles, su testimonio y su lucidez reviven en un documental realizado por el dolorense Diego Sachella. A 120 años del nacimiento del genio literario, recordamos una nota imperdible.
Diego Sachella es un dolorense que residió muchos años Munich. Durante su estadía en Alemania (hace un lustro regresó a la Argentina) se propuso filmar en su ciudad un documental sobre un episodio ocurrido en noviembre de 1981: Jorge Luis Borges estuvo tres días en Dolores, dio una conferencia, paseó por las calles y habló con la gente.
La historia comenzó cuando Sachella, con apenas 15 años, contactó por teléfono al escritor y lo invitó a visitar su pueblo: pertenecía a un grupo de exalumnos del Instituto Bertoni que querían hacer un homenaje a los 20 años de su escuela primaria.
Luego de varios días en Dolores, ENTRELÍNEAS.INFO le preguntó cuál fue la sorpresa más grande que le deparó el adentrarse por la memoria y, sin dudar, consideró que fue encontrarse con la grabación completa de la conferencia realizada por Borges, propiedad del periodista Gregorio Díaz Molina: “Ha dormido durante treinta años, muchos no sabían que estaba registrada: esa es una de las más gratas sorpresas”.
“Más allá de interdicciones legales, que siempre hay que tener en cuenta con la Fundación Borges y sus herederos universales, Díaz Molina, con una generosidad inusual de lo que en estos ambientes de derechos y registros uno está acostumbrado a conocer, ha ofrecido que dispongamos de esa conferencia”, nos dijo Sachella hace unos años, entrevistado por ENTRELÍNEAS.info.
En la serie de entrevistas llevadas adelante para el documental, fueron saliendo anécdotas y recuerdos de un valor más íntimo y más tierno. Por ejemplo, Sachella relató: “Borges salió de dar la conferencia y después de algunas entrevistas que le hicieron –que también Díaz Molina nos las ha cedido en su registro y formato original de viejas cintas de casette– el grupo organizador suponía que estaría muy cansado.
Pero él dijo: ‘No me quiero ir a dormir sin antes dar la vuelta al perro’. Y lo llevaron a dar la vuelta por las dos manzanas por las que se llevaba adelante esa vieja costumbre de pueblo”.
En todo este proceso, Sachella indicó que “es importante la generosidad de la gente que se ha acercado con fotos, con recuerdos, porque podrían pensar que uno lo está haciendo con fines de lucro o de renombre, y no es así. Porque sin esos recuerdos, no habría documental”.
Recuerdos que tienen que ver también con “algo más íntimo, más personal, como mis maestras de escuela primaria que me traen la memoria de mi madre, que ya no está, a partir de los pequeños detalles domésticos: como recuerdan qué fue traer a Borges, cómo había que preparar su comida, qué chistes hacía, que les comentaba al salir de la conferencia, al acompañarlo por la ciudad...”.