Es maestra jardinera y padece ELA: “Ya no me pregunto por qué a mí”
Cómo es luchar a diario con una enfermedad que aún no tiene cura. Una historia de vida que sirve de ejemplo.
Magui Pizarro es una maestra jardinera que vive en San Bernardo hace un lustro. Pero hace dos años cambió su vida para siempre: le diagnosticaron Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), una enfermedad que va quitándole movilidad en el cuerpo y para la que aun no existe cura. Sin embargo, ella decide emprender, disfrutar de las pequeñas cosas y expresarse a través de la pintura. Además, tiene como premisa dar a conocer a la sociedad de qué se trata esta enfermedad que le costó la vida a celebridades como Roberto Fontanarrosa y Stephen Hawking.
Magui tiene una voz dulce, transmite entereza y alegría. No se aferra al costado negativo (la muerte) de su enfermedad. “Hay personas que pueden estar 30 años así. La enfermedad se desarrolla lentamente, pueden pasar 2 años o 14 años. Pero es una enfermedad que hoy no tiene cura y es degenerativa. Es como si estuviera haciendo deporte de alto rendimiento las 24 horas, mis neuronas trabajan más de lo que deberían y eso provoca que se vayan muriendo... Hay un sistema de oxidación que se va provocando que hace que las neuronas motoras mueran, entonces tu cerebro da una orden y el cuerpo va dejando de responder. Ahora no camino ni tampoco muevo demasiado los brazos”, nos explica sobre la cruda realidad que le cuesta atravesar.
Magui no dramatiza: “Siempre trato de no aferrarme a lo negativo. No me pregunto por qué a mí, ni nada de eso. Desde mi lugar quiero que la gente sepa que existe esta enfermedad, que no tiene cura porque no hay inversión en investigación, porque es muy difícil conocer qué la causa”.
Al saber que su enfermedad es progresiva encara cada día de una forma diferente, disfrutando de los detalles, dice que ya no pelea más y que tiene una mirada totalmente distinta de las cosas. “A pesar de todo yo logré encontrar una pasión en la pintura. Además, tengo un grupo de amigos que está todo el tiempo pensando en cómo hacer para mejorarme la vida. Mientras no tenga dolor, siempre voy a seguir para adelante”, añade.
Hace poco la visitó el secretario de Relaciones Institucionales de la Municipalidad, Cristian Cardozo, para brindarle apoyo y darle rienda suelta a sus planes de comunicación de la enfermedad. Magui desea que su hija, que hoy tiene 12 años, crezca en este lugar que la sorprendió desde el primer día. “Quiero que mi hija crezca acá. Llegué a La Costa y me sorprendí de la cantidad de cosas que hay para que hagan los chicos, algo que no había visto en ningún lado. Por ahí la gente de acá lo toma como algo natural, yo no dejo de sorprenderme de la cantidad de posibilidades que tienen los chicos”.
La voluntad de aferrarse a la vida, la primera enseñanza que nos deja una docente que pese a ya no poder continuar asistiendo al establecimiento educativo, continúa educando con el ejemplo.