Dolores Cacuango nació el 26 de octubre de 1881, en un latifundio cerca de la ciudad de Cayambe, en Ecuador. Sus padres eran indios que trabajan en haciendas sin un sueldo, solo a cambio de un pequeño pedazo de tierra. En este ambiente creció Dolores, sin recursos y sin ir a la escuela, lo que sin duda resultó una gran motivación para el futuro: mejorar el acceso a la educación de la comunidad indígena.
A los 15 años se escapó a Quito antes de que la obligaran a casarse y allí encontró trabajo como empleada doméstica. En aquella amplia biblioteca, y de manera autodidacta, aprendió a escribir y a leer en español, al tiempo que iba aumentando su espíritu crítico y su conciencia sobre la situación de los pueblos indígenas y campesinos. Aquella experiencia la hizo regresar a su ciudad natal con el claro propósito de luchar por los derechos de la clase trabajadora, según consignó el portal de El País.
Dolores se casó con Luis Catucuamba y se instalaron en una humilde choza en un pueblo cercano a Cayambe. Se dedicaron a la agricultura y tuvieron 9 hijos, pero ocho murieron siendo muy pequeños a causa de enfermedades intestinales por la falta de higiene y salubridad. Tan solo sobrevivió el mayor, Luis, que se convirtió en educador de indígenas en su pueblo natal, tal y como su madre le pidió para que ayudara a su comunidad.
Una de las mayores preocupaciones de Dolores siempre fue la educación, porque veía cómo los indígenas eran engañados siempre por su ignorancia y analfabetismo. Se decía que hasta se aprendió de memoria la Ley del Trabajo para poder replicar y corregir a los funcionarios que defendían a los terratenientes.
Dolores ayudó a formar sindicatos y a organizar a los trabajadores dentro y fuera de Cayambe, y participó en diferentes levantamientos y revueltas para exigir el fin de la violencia contra las mujeres y mejores condiciones laborales.
Junto a otras dos figuras destacadas del movimiento indígena, Tránsito Amaguaña y Jesús Gualavisi, y la ayuda del Partido Comunista, Dolores fundó la Federación Indígena Ecuatoriana (FEI) en 1944, la primera de su tipo en el país. Dos años después la primera escuela bilingüe quechua-español.
Junto a su inseparable amiga María Luisa Gómez de la Torre, fundó la primera escuela indígena autónoma en 1945, en la que su hijo Luis impartía lecciones tanto en quechua como en castellano. El proyecto se extendió más tarde a Chimba, Pesillo y Moyurco, donde el movimiento indígena tuvo una fuerte presencia. Con la dictadura del general Ramón Castro Jijón, en 1963 el Gobierno cerró las escuelas, prohibió que el quechua fuera un idioma que se pudiera enseñar y destruyó la casa de Dolores, obligándola a esconderse porque la perseguían.
Después de un año de actividades clandestinas y gracias a la fuerte presión popular, el régimen de Castro Jijón aprobó una reforma agraria que Cacuango decidió apoyar. Así fue que encabezó una marcha con más de 10.000 indígenas de Cayambe hasta Quito para mostrar la fuerza del movimiento indígena.
Los últimos años de vida de Dolores Cacuango fueron tristes y dolorosos. Perdió sus fuerzas, las piernas se le entumecieron, adelgazó mucho y el cansancio le impidió seguir visitando comunidades y organizaciones. Murió el 23 de abril de 1971, a los 89 años. Pero sigue siendo considerada un referente de la izquierda ecuatoriana y del feminismo de principios del siglo XX.
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