Juicio por el asesinato de Fernando Báez Sosa: más testigos de la golpiza complican la situación de los imputados
Declararon personas que salían del boliche o estaban circunstancialmente en el lugar. Brindaron detalles precisos que comprometen a todos los acusados.
Durante la mañana se escucharon testimonios que comprometieron aún más a los imputados por el crimen de Fernando Báez Sosa ocurrido en Villa Gesell. Se trata de personas que estaban en el momento en que ocurrieron los hechos, algunos desde dentro de Le Brique.
Más allá de las precisiones que pudieron brindar, en todos los casos se los notó profundamente conmovidos por lo que tuvieron que presenciar y por la violencia que manifestaron los agresores de Fernando Báez Sosa y su grupo de amigos.
Tomás Bidonde fue el primero en declarar. Con minuciosidad y precisión ubicó a los acusados en la golpiza, incluyendo a Ciro Pertossi cuyo nombre aún no había sido mencionado. Estaba dentro de Le Brique y alcanzó a ver cuando la seguridad del lugar sacaba a Máximo Thomsen y salió del local justo cuando se estaba produciendo la golpiza.
Si bien no alcanzó a ver el comienzo de la agresión, Bidonde describió a un chico que “estaba arrodillado defendiéndose. Atrás había otro chico en la misma situación”. El testigo, que en varios pasajes de su exposición se quebró, reconoció al agresor como a la misma persona que había visto sacar entre dos guardias del boliche.
“A Thomsen lo tengo de frente. Le estaba pegando al chico que fallece, al final le pega dos patadas en la cabeza como puntinazos, después lo agarra de la cabeza y le da dos o tres patadas”, relató. “Primero lo veo a Fernando de rodillas, ahí le estaba pegando, después en el suelo”.
Además, ubicó a otra persona que “le pegaba a Fernando una patada al costado izquierdo”, al que describió como “menos atlético que el chico anterior, pelo oscuro, rapado acá y largo arriba” al que identificó luego en rueda de personas como Ciro Pertossi.
También mencionó que “en un momento, alguien intenta meterse a defender, le pegan, lo aturden y sale” del lugar, mientras en todo momento se escuchaban “gritos de ‘paren’, que dejen de golpear”.
Bidonde dio detalles de la forma en que se agredía a los amigos de Fernando, incluyendo uno de ellos que cayó sobre un auto que estaba estacionado en el lugar. “El más alto de pelo enrulado también le pegaba al amigo de Fernando en el baúl”, al que identificó como Lucas Pertossi.
“Otro me llamó la atención por el corte de pelo, un rodete samurái”, por Matías Benicelli. “Lo veo en el grupo de los golpes del baúl”. En un relato muy detallado, Bidonde agregó que “atrás había uno más pegando, de tez morena de pelo más pajoso, Viollaz”.
Refiriéndose a Thomsen, dijo que “era avasallante, daba como nervios”.
Bidonde relató también cómo, shockeado por lo sucedido, decidió suspender sus vacaciones y regresar a Buenos Aires, pero allí escuchó por la televisión a Silvino Báez, el padre de Fernando, y decidió que era necesario su testimonio por lo que llamó a la fiscalía para dar su versión.
“Ahí te agarra carga, no una culpa porque yo no hice nada, pero una carga porque me paralicé y no hice nada por eso llamé”, dijo profundamente conmovido.
En los pasillos de los tribunales de Dolores, Tomás Bidonde se abrazó a Graciela y Silvino Báez. “No tenés que pedirme perdón, tenías miedo”, le dijo la madre de Fernando.
“Era como pegarle a una bolsa de papas”
Tatiana Caro fue la segunda testigo de esta jornada. La joven trabajaba en el restó vecino a Le Brique y, cuando se acercó a saludar a un encargado de seguridad al que conocía, “vi cuando sacaban a los grupos”.
Poco después alcanzó a ver “cuando le pega a Fernando de atrás, una persona” a la que describe como “grandote, robusto” e identifica como Lucas Pertossi.
“Fernando cae al piso, intenta levantarse, pero nunca pararon de pegarle. Después no se levantó más”, relató.
Reconoció a Blas Cinalli, quien tampoco había sido mencionado aún en el grupo de los agresores. “Un chico rubio, con camisa de colores más bien oscura, continuó pegándole patadas en el cuerpo”.
También escuchó que uno de ellos “‘quedate tranquila que a este negro de mierda me lo llevo de trofeo’ le dijo a una chica que filmaba”. A preguntas de la fiscalía reconoció que “era Pertossi”.
“Era pegarle a una bolsa de papas, y entonces la gente empezó a darse cuenta que no era una pelea”, dijo al tiempo que describió que “los amigos de Fernando nunca lograron llegar a él”, porque otros se lo impedían. Pero aclaró que “el tema no era con ellos, era con Fernando”.
“Le golpeaban la cabeza. Cuando lo pude ver tenía toda la cara pisada, golpeada”, relató muy conmovida. “Fue con saña”, insistió.
“Acá no hubo piedad”
Marcos Acevedo era taxista y la noche del 18 de enero de 2020 estaba estacionado en la puerta de Le Brique. Por ello, dijo, “veo prácticamente toda la secuencia”.
Primero registró cuando lo sacan Fernando y cruza a tomar un helado. A continuación, vio que “sacan a otros chicos, totalmente exaltados. Uno de camisa oscura y bermudas estaba fuera de sí”.
Acevedo alcanza a ver que este grupo caminan hacia la avenida Buenos Aires, pero luego vuelven. “Van derecho a Fernando y le empiezan a pegar sin mediar palabra”.
“Negro de mierda, ahora estamos afuera porque no me decís lo que decías adentro”, escucha que le gritan.
También vio que “dos chicos cruzan (frente a) mi auto como para ayudar” y que “a otro chico también le pegan brutalmente”. “A los que van a ayudar los atacan y los tiran al piso”, señaló.
“Fernando no se podía defender. Era una patota; todos respondían a golpeando”, y también que varias de esas patadas iban a la cabeza. “Acá no hubo piedad”, evaluó. “Hechos como este he presenciado varios en ese verano, pero ninguno con tanta brutalidad”.
“Saqué las manos llenas de sangre”
Virginia Pérez Antonelli también salió de Le Brique en el momento en que sacaban a los dos grupos de jóvenes del lugar y fue quien se ofreció a hacerle RCP a Fernando Báez Sosa.
“En el boliche no se podía estar; había empezado una pelea y cuando nos íbamos, sacan a un chico agarrado del cuello muy muy fuerte”, comenzó narrando.
“Esperamos en la puerta y vemos que los policías salen corriendo (porque pasaba algo a la vuelta) y da la casualidad de la vida que cuando no hay policías empieza otra pelea”, señaló. Ubicada en la puerta de Le Brique “pude ver cómo le pegaban al amigo de Fernando”.
Cuando cruza vio a Fernando tirado en el piso y “a un chico que estaba arrodillado pidiendo ayuda si alguien sabía hacer RCP y yo había hecho un curso en la Cruz Roja”.
Buena parte del interrogatorio estuvo orientado a que explicara cómo realizó la maniobra y la testigo respondió con mucha solvencia y seguridad.
Pérez Antonelli explicó que comenzó a hacerle RCP y luego fue reemplazada por otros dos policías a los que ella misma iba instruyendo. Mientras tanto, ella le tomó la cabeza “y le hablaba”.
“Tenía un golpe muy fuerte en la cara y otro golpe en la cabeza”, “saqué las manos llenas de sangre” dijo, y exhibió una foto que se tomó en ese momento para ilustrar su testimonio.
Virginia coincidió con los otros testigos en la violencia desatada en la golpiza. “Fue tremendo”, dijo, “muchos gritos de ‘dale dale dale’, y eso iba acompañado de golpes”. “No paraban un segundo”, consideró y señaló que “uno, en particular, era una bestia. Era muy grandote, alto, cachetón”.