El artesano de Pinamar que construye autos de Turismo Carretera a escala a la perfección
Matías Arcaro tiene 28 años, es fanático del TC y hace 3 que comenzó con este hobby. Gracias a la destacada calidad de las terminaciones que les da a sus creaciones, recibe pedidos de todo el país y hasta del Museo Fangio de Balcarce.
Desde su taller ubicado en el Barrio San José de Pinamar, Matías Arcaro arma autos de Turismo Carretera a escala que causan admiración entre los fanáticos del TC, la categoría de automovilismo más popular de la Argentina.
El amor por los fierros de Matías Arcaro se los transmitió su padre, con quien no se perdía carrera alguna de TC. “A los 3 ó 4 años me llevaba a los autódromos. Me hizo correr en karting a los 7 años, y creo que ahí nace la pasión por todo esto”, contó en una entrevista concedida a Sergio Michnowicz, del portal El Mensajero.
Hoy tiene 28 años pero hace 3 que su vida cambió. Fue cuando se preguntó por qué los autitos de colección venían tan ordinarios que no contaban con los detalles mínimos para darle más realismo. Desarmó uno para ver qué podía hacer y ahí comenzó a forjar una historia que hoy lo tiene como un artesano que se caracteriza por la destacada calidad de las terminaciones que les da a sus creaciones, exactas a las de los autos originales.
“Empecé cuando salió en una revista la colección de Turismo Carretera a escala 1/43. Y eso me da el puntapié para empezar a detallar los interiores. El proyecto fue creciendo, me empezaron a pedir autos que no los podía hacer porque no salían en la colección. Y buscándole una alternativa a eso, me metí con una escala más grande 1/32 que son autos clase Slot de carrocería plástica. Eso me dio una herramienta como para ampliar la variedad de autos. Lleva un laburo más específico en cuanto al interior, porque están menos detallados. Y continué con esa escala, hasta meterme en 1/10 y en 1/8, que son autos de 60 cm”, manifestó.
Matías reveló que tiene un montón de pedidos: “Como le digo a la gente, hacer este tipo de auto me lleva mucho tiempo, alrededor de 8 a 9 meses cada uno. Dependiendo también lo que yo le pueda dedicar. Trato de administrar los pedidos, no me gusta quedar mal con la gente ni comprometerme y hacerlos esperar mucho tiempo”.
“Esto para mí todavía no deja de ser un hobby”, aclaró Matías, que estudia para Ingeniero Agrónomo en la Universidad Nacional de La Plata. “No me lo tomo como un laburo sino que vengo a desestresarme al taller. Y mientras pueda vender un modelo, bienvenido sea.”
“Tengo muchos conocidos que hacen maquetas, que arrancaron como un hobby y hoy viven de esto. Nunca se descarta la posibilidad, pero mientras me siga dando la satisfacción de seguir armando los autos, lo seguiré haciendo”, sostuvo.
Los precios varían según la escala. Los más chicos rondan los $ 5.800. Los más grandes, con detalles impresionantes, pueden superar los $ 50.000.
La investigación de cada auto le demanda mucho tiempo. “El Turismo Carretera tiene la particularidad que cada auto es un mundo. Y si uno se mete al detalle muy fino, y querés copiarlo tal cual es, tenés que investigar un poco cada auto”.
“Yo busco mucha información en revistas de automovilismo viejas. Si son autos del TC de ahora, por ahí es más fácil porque hay cámaras on-board o fotos. O podés ir a un autódromo e investigarlo. Hay mucha gente que se presta para eso, y está muy bueno. Me han pedido laburos de autos de categorías zonales y me facilita un montón cuando les pido fotos o videos, detalles del interior, dónde va el matafuego, dónde lleva la batería, qué colores son los cables. Trato de jugar con ese tipo de detalles. Y cuando no sé cómo van adentro las cosas, se inventa un poco también”, explicó.
El trabajo detallado
“Las jaulas las armo con varillas de pino y, depende la escala, es el diámetro que trato de usar. Por ejemplo 4 mm para la escala 1/10, todo pegado con ‘la gotita’, no es nada del otro mundo. Después lleva mucho laburo masillar cada unión, simular soldaduras, y todo el trabajo de pintura para darle texturas y realismo a la maqueta. Después en el interior se usan tabiques y lo que es el cubre cardan o cubre caja con fibrofácil de 1 o 2 mm. Y mucha paciencia”, reconoció en la nota realizada por El Mensajero.
El espíritu de innovación y progreso hace que Arcaro permanente busque adicionarles mejoras a sus creaciones. “En este momento estoy armando maquetas con sistema eléctrico. Pero solo en las maquetas más grandes, porque el espacio es muy reducido. Y más si uno trabaja tan al detalle de la escala”. Y añadió: “Tienen luces autostop, de posición, algunos modelos los armé con un motor eléctrico que se puede encender para que muevan las poleas, y ahora estamos innovando con el sonido real del auto.”
Matías dijo que lo más loco que le pasó en estos 3 años se dio a partir de una entrevista que le hizo el portal especializado SoloTC, que cubre las categorías TC, TC Pista, TC Mouras, TC Pista Mouras y TC Pick Up. “Gracias a esa nota recibí llamados hasta del encargado del Museo de Fangio en Balcarce, queriendo que le lleve autos para exponer. Eso fue muy loco para mí, porque hace muy poco que estaba con todo esto y recibir un llamado así, en lo personal me llena y me gusta mucho”.