30 NOV 2017 - 07:35 |
Sociedad
“Las personas iban vivas, drogadas, no estaban esposadas”
Algunos de los crudos testimonios que detallan cómo fueron los Vuelos, cuyos cuerpos aparecieron a orillas del mar en Santa Teresita y Las Toninas. E iban a parar como NN al cementerio de General Lavalle. Una historia para no olvidar.
Algunos participantes en los vuelos de la muerte alardearon de sus crímenes muchos años después ante testigos, aunque ahora lo niegan. Como Julio Poch, detenido en España después de contarles sus hazañas a compañeros de KLM, o Ricardo Ormello, que relató a sus colegas de Aerolíneas Argentinas el procedimiento y una anécdota que hizo que le denunciaran. “Trajeron a una gorda que pesaba como 100 kilos y la droga no le había hecho efecto. Cuando la íbamos arrastrando se despertó y se agarró del parante. La hija de puta no se soltaba. Tuvimos que cagarla a patadas hasta que se fue a la mierda”, detalló a sus amigos este hombre, que era cabo segundo de la Armada durante la dictadura.
“Las personas iban vivas, drogadas, sedadas, iban libres, deliraban, no estaban esposadas, iban vestidos. Se les decía que iban a un campo. Ninguno tenía ya capuchas ni vendas. No les importaba mucho que vieran a las personas que los llevaban”, declaró el ex gendarme Federico Talavera. Él aseguró que su presencia fue casual y no pudo evitar la bestial tortura: “Vi a un hombre que fue mordido, el perro le mordió hasta que le arrancó los genitales”.
Talavera evocó también el momento en que condujo hacia los Vuelos de la Muerte a una joven con un embarazo de ocho meses y medio. “En el último viaje de detenidos que se hizo a Aeroparque me tocó llevar a una mujer embarazada que iba a ser lanzada del avión. Estaba a punto de dar a luz. A esa chica sí que logré identificarla porque en una oportunidad hizo un llamado telefónico”.
Marta Vaccaro, de ella se trataba el relato, viajó hacia el fondo del océano el 6 de diciembre de 1978. Le acompañaba su esposo, Hernando Deria. “Faltaban horas. Fue algo que me tocó muy en el fondo. Era una persona que estaba por dar a luz y en ese momento se sabía qué iba a pasar. Fue realmente terrible”. Era bastante habitual por aquellos años que cada tanto aparezcan cuerpos a orillas del mar, en la costa de Santa Teresita, Las Toninas y Mar del Tuyú. Iban a parar como NN al cementerio de General Lavalle.
No fue fácil probar culpabilidades. Ahora, Poch y Ormello quedaron absueltos porque no fue considerada suficiente su autoinculpación involuntaria. De los siete implicados directamente en los vuelos, cuatro fueron condenados a perpetua y tres absueltos.
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