Dos de los tres policías porteños detenidos por el asesinato de Lucas González reconocieron en la declaración indagatoria que dispararon contra el chico de 17 años y sus tres amigos. Aunque se negaron a responder preguntas, uno de ellos, el oficial José Nievas, admitió que gatilló "cuatro o cinco veces" de frente al auto de los chicos, mientras que el oficial mayor Fabián López confesó que baleó al vehículo por detrás. Ni López, ni Nievas, ni el inspector Gabriel Isassi mencionaron el arma de fuego que en una primera instancia dijeron que portaba Lucas, cuando la fuerza porteña difundió que se había tratado de un "enfrentamiento". Luego de que los efectivos aseguraran que dieron la voz de alto, los tres amigos de Lucas contradijeron esa versión y ratificaron en sus testimoniales que no hubo ningún tipo de identificación.
Los tres detenidos llegaron a los Tribunales de Talcahuano 550 pasadas las siete de la mañana del lunes. Ante el juez Martín del Viso, de forma presencial, y ante los fiscales Leonel Gómez Barbella y Andres Heim, de la Procuraduría de Violencia Institucional (Procuvin), de manera virtual, los tres estuvieron acompañados de su abogado, Alfredo Oliván, y no aceptaron responder preguntas. Por el contrario, presentaron un relato coordinado de su versión de los hechos.
Anticipándose a lo que seguramente arrojarán los resultados del dermotest y de los peritajes balísticos, el primero en admitir que disparó contra el Volkswagen Suran de los chicos fue Nievas, quien manejaba el Nissan Tiida. Reconoció que tras bajarse gatilló "cuatro o cinco veces" de frente al auto. A su turno, López sostuvo que rodeó el vehículo por atrás y que disparó cuando escuchó los primeros balazos de su compañero. Balas por delante y balas por detrás. Isassi, por su parte, no hizo mención de los disparos. Más allá de las declaraciones, los peritajes determinarán quiénes dispararon y de qué armas salieron las balas.
Ninguno de los tres detenidos hizo referencia al arma que le atribuyeron originalmente a Lucas: "El acompañante esgrime un arma de fuego", se escuchaba en la primera modulación que se difundió tras los hechos, detalle que ahora los agentes parecen haber olvidado. Según la versión esgrimida por los efectivos, la Brigada 6 de la División Sumarios y Brigadas de la Comuna 4, comandada por Isassi, trabajaba de civil en la Villa 21-24 por orden de la Fiscalía N°20 de la Ciudad. Cuando se cruzaron con el Suran, dijeron los imputados, tenían como "objetivo" un "búnker de drogas".
¿Por qué motivo los siguieron? Señalaron que los chicos estaban en "actitud sospechosa", lo mismo que difundió la Policía porteña en primera instancia, cuando habló de un "enfrentamiento" que había terminado con un "delincuente" baleado. Los chicos habían parado a comprar dos jugos. Presas fáciles. Isassi dio la orden de seguirlos. En contraposición a lo que se ve en las cámaras de seguridad, los agentes aseguraron que no hubo "persecución", sino un "seguimiento", y que cuando cruzaron al Suran de los chicos y se bajaron, supuestamente para pedirles identificación, el auto aceleró y chocó la puerta abierta del Nissan. Fue allí donde, sin haber recibido fuego alguno, comenzó la balacera.
El vehículo circulaba sin identificación y sin patente, pero los efectivos sostuvieron que al bajar lo hicieron con chaleco y dieron la voz de alto. También que hicieron sonar la sirena, pero no pusieron las luces azules reglamentarias sobre el techo porque el aparato, casualmente el único que podría verse en las cámaras, no funcionaba. En sus testimoniales de este lunes, Julián, Niven y Joaquín, los tres sobrevivientes de la balacera, contradijeron todo lo dicho por los imputados. Como ya lo habían hecho en declaraciones públicas, señalaron que no hubo ninguna identificación y que, por eso, pensaron que estaban siendo asaltados.
"Los que nos tenían que proteger le sacaron el sueño a mi amigo, que quería jugar en primera como todos nosotros", dijo luego de prestar declaración Julián, el chico que manejaba el auto, durante la marcha de este lunes. Días atrás, Julián había contado que, luego de los disparos, los agentes que los detuvieron les dijeron "que tenían que pegarnos un tiro por villeros". En declaraciones a la señal IP, el chico agregó que, mientras manejaba con su amigo baleado a su lado, pidió ayuda a un patrullero que no se detuvo a auxiliarlo. Como anticipó este diario, lo que sucedió luego de los balazos policiales es materia de investigación, y la Justicia no descarta ampliar las imputaciones a más efectivos porteños por sus actuaciones.
Los tres detenidos están acusados por los fiscales de "homicidio doblemente agravado por haber sido cometido por miembros de las fuerzas policiales abusando de sus funciones y con alevosía" contra Lucas. Además, se les imputa la tentativa de ese mismo delito contra los otros tres adolescentes, y su "privación ilegal de la libertad", ya que estuvieron detenidos en un Centro de Admisión y Derivación sin haber cometido delito alguno.
En tanto, también se los acusa de "falsedad ideológica" por haber fraguado pruebas para presentar los hechos como un enfrentamiento. Los fiscales ya señalaron que, de las pruebas recabadas hasta el momento, todo indica que la réplica del arma de fuego encontrada en el Suran "habría sido plantada en el lugar por el personal policial". Con su negativa a responder preguntas, los acusados esquivaron hablar sobre ese elemento en sus declaraciones. Según trascendió, Isassi y López se quebraron varias veces mientras declaraban. Pidieron ser trasladados a una celda lejos de los presos "comunes". Aseguran que sufren amenazas. El juez Del Viso tiene diez días para resolver sus situaciones procesales.
Este martes, en tanto, desde las 10 de la mañana se esperan las declaraciones de Cintia y Mario, los padres de Lucas. En los próximos días también declararán otros testigos. Entre ellos se encuentra Nicolás, el hombre que públicamente aseguró haber presenciado el hecho mientras paseaba a su perro. "Fueron de 5 a 7 tiros", dijo hace unos días a radio AM 1420 y aseguró que la brigada actuó como un "grupo comando". "Se le atravesó el auto que estaba completamente de civil a estos chicos, se cruzó abruptamente, se bajaron los policías armados", sostuvo y agregó que "no escuché ninguna sirena ni ningún tipo de voz de alto".
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