El lunes a la madrugada Mar del Plata y la región se sacudió con imágenes que parecían de una película de acción. Lenguas de fuego ardieron en una reconocida distribuidora del macrocentro de la ciudad y afectó edificios lindantes en Torres y Liva, pleno macrocentro de la ciudad.
La distribuidora de productos de bazar ardía y lo mismo sucedía con los departamentos vecinos. Por la mañana, ya con la luz del sol, los que perdieron todo se los reconocía por la mirada perdida, el llanto interminable y la tristeza de haber perdido sus hogares y sus pertenencias.
El voraz incendio que en la madrugada generó pánico entre los vecinos de la zona de Rivadavia y 14 de Julio dejó como saldo una cifra de daños incalculable. Además de lo material (unas 47 viviendas se vieron afectadas por el fuego), muchos vieron cómo una vida de esfuerzo, trabajo y sueños se perdía ante sus ojos. “No puedo creer que tenga que empezar de nuevo”. “Todo lo que era parte de mí estaba en ese departamento”. Las frases se repetían, la angustia también.
“He perdido todo: 30 años de trabajo. Estoy hecho mierda. Sólo pude sacar lo que tengo puesto“, le dijo Ricardo a La Capital de Mar del Plata. Después de una vida de sacrificio, sus únicos tesoros pasaban a ser: un joggin gris, una remera blanca y una campera color pastel.
Elsa, una vecina de 77 años que vivía en uno de los edificios lindantes a la distribuidora, volvió a primera hora a la puerta de su edificio de calle San Martín. Ahí, descubrió que había perdido absolutamente todas sus pertenencias y que apenas podía salvar algo de dinero, la ropa puesta y la insulina que necesita para sobrellevar la diabetes.
“Vivo en el segundo piso, en el contrafrente. Es un desastre, todo perdido. A las 22.15 estaba acostada, sentí primero el ruido, las explosiones y al mirar por la ventana me encontré con las llamas en el techo; me levanté asustada, llamé a dos amigas y no sabía qué hacer; se estaba incendiando todo”, relató este lunes, en medio de la conmoción de volver a su departamento y encontrarlo totalmente destruido. También se mostró desahuciada respecto el futuro que le espera: “Tengo 77 años, sabés lo que cuesta empezar de nuevo a esta edad; esto es un desastre, no sé que voy a hacer”, dijo entre lágrimas, sin encontrar respuesta, y dejando entrever cierta desconfianza de que los vecinos sean rápidamente resarcidos por lo ocurrido.
Liz, de 35 años, también se enfrentó a la cruel realidad de haber perdido todo. Sentada en la esquina de 14 de Julio y Rivadavia, mantenía la mirada perdida en dirección a donde debía estar el departamento que hasta anoche compartía junto a sus dos hijos de 3 y 13 años.
Ahora, solo veía escombros. “No puedo creer. Vivía en el segundo piso y perdí todo”, dijo, con las manos en la cabeza. No durmió, pero dice no estar cansada. Un poco dice que no siente nada, solo tristeza. “Estoy con los nenes sola. Una chica que conocí acá me llevó anoche a la casa de una vecina. Yo dejé a los nenes y estuve acá, en la calle, toda la noche. Pienso quedarme acá, no sé adónde ir ni qué hacer”, dijo, entre llantos que solo afloraban con intensidad cuando miraba a sus hijos, igual de asustados que ella. En la que hasta ayer había sido su hogar habían dejaron desde los documentos hasta el calzado. Las historias tristes que reflejó La Capital son desgarradoras.
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22 de noviembre. Había sido rescatada con un cuadro de debilidad generalizada a fines de octubre en Las Toninas. Es el animal vivo más grande de esta especie que ingresó a la Fundación Mundo Marino.
22 de noviembre. Se presentaron 3 propuestas para la obra que tiene un presupuesto de casi $ 1.200 millones y que contempla la construcción de consultorios, habitaciones, salas, escaleras y ascensores.
21 de noviembre. El sujeto era estilista y la Policía Federal realizó el operativo tras recibir una alerta de Missing Children.
21 de noviembre. El gobierno de Javier Milei hizo uso de la potestad de fijar hasta 3 días feriados o no laborables por año y decidió que fueran el 2 de mayo, el 15 de agosto y 21 de noviembre.
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