Mestre Bimba fue el encargado de preservar el secreto de la capoeira, una actividad ilegal relacionada con los delincuentes, y de convertirla en una práctica tradicional y con el reconocimiento social y cultural que tiene hoy. No fue fácil para alguien que provenía de una familia humilde y numerosa, que tuvo que realizar diferentes trabajos de joven para sobrevivir antes de descubrir la capoeira y dedicar toda su vida a estudiarla, perfeccionarla recuperando sus valores tradicionales y enseñarla fundando la primera academia del mundo. Desde entonces es considerado el padre e icono de la capoeira regional.
La capoeira, con más de 500 años de historia, le debe a Mestre Bimba que millones de personas en todo el mundo la practiquen en la actualidad y que gane adeptos allí donde llega por desarrollar tanto la actividad física como la mental, la coordinación, el ritmo y, por supuesto, la disciplina de unas normas como código de conducta que también él implantó.
Desarrollada por los esclavos como una forma de preservar las tradiciones culturales africanas, la capoeira les permitía estar ágiles y fuertes en medio de un sistema opresor que trabaja de anularlos como individuos. La combinación del equilibrio y la flexibilidad con el ritmo y la fuerza de la danza, así como con la velocidad, la astucia de la lucha y la música le han otorgado una vistosidad que no contiene el resto de actividades.
La palabra capoeira tiene distintos significados: uno de ellos proviene de una palabra congoleña que significa revolotear y forcejear, y que describe los movimientos de un gallo durante una pelea. A pesar de ser censurada y considerada ilegal durante años, hoy sigue viva gracias al impulso que le dio Mestre Bimba, que logró que fuera deporte nacional en Brasil, y al legado que dejó extendido hoy por todo el mundo.
Manoel dos Reis Machado nació en Salvador de Bahía (Brasil), el 23 de noviembre de 1899. Su nombre se perdió nada más nacer, ya que desde ese momento empezó a ser llamado “Bimba”. Todo surgió por una apuesta entre su madre y la matrona durante el alumbramiento; su madre dijo que iba a ser una niña y la partera que sería un niño. Al ser entregado a su madre con su primer llanto, la matrona dijo: “Es un niño, mira su bimba (órgano sexual masculino)”.
Bimba trabajó en su adolescencia y juventud como minero, carpintero, almacenista, estibador y hasta como conductor de un carro de caballos para poder sobrevivir en una familia en la que era el menor de 25 hermanos, pero cuando descubrió la capoeira quedó tan seducido por ella que ya nunca la abandonó. Comenzó a practicar la variedad conocida como capoeira angola con 12 años, gracias a un africano llamado Bentinho. Esta variedad fue la que después enseñaría durante una década antes de desarrollar su propio estilo, conocido como tradicional.
En los años en los que Mestre Bimba se acercó a la capoeira, a principios del siglo pasado, aún era perseguida por relacionar su práctica con los delincuentes, así que hacerlo en público suponía una multa de hasta tres meses de prisión. Unas décadas antes el castigo era recibir 300 azotes e incluso la deportación.
Cuando cumplió 18 años Bimba quiso profundizar en la capoeira y se dio cuenta de que ésta había perdido su eficacia como arte marcial y se había quedado en una mera actividad folclórica. Fue entonces cuando decidió comenzar a restaurar los valores tradicionales y los movimientos de la antigua capoeira añadiendo movimientos de un extinguido estilo de lucha africano llamado batuque, que él había aprendido a su vez de su padre, que fue un reconocido campeón de esa disciplina. También añadió movimientos creados por él mismo, convirtiéndose en la primera persona en desarrollar un método de enseñanza para ayudar a facilitar el aprendizaje, ya que hasta ese momento la capoeira se aprendía solo observando y practicando. Así fue como Bimba comenzó el desarrollo de la capoeira regional.
Mestre Bimba, que también empezó a ser reconocido con el apelativo de Mestre (maestro), se dio cuenta de que la capoeira necesitaba un código ético antes de poder recuperar su reputación y que fuera aceptada y se extendiera a otros ámbitos más allá de los bajos fondos de la delincuencia, que eran los únicos que la reconocían como parte de la herencia del país. Los practicantes de la variedad regional de Mestre Bimba debían estar presentables en todo momento y usar uniformes blancos y limpios con bufandas de colores que indicaran rango. También incluyó conjuntos coreografiados de movimientos e introdujo lanzamientos y barridos, lo que le otorgaba una característica que la distingue del otro tipo principal de capoeira de Brasil, el estilo de angola.
Este código de honor también incluía reglas como no fumar ni beber alcohol; que las habilidades solo debían demostrarse dentro de la roda (círculo formado por personas, dentro del cual se llevan a cabo las prácticas de lucha), aunque permitiendo el elemento sorpresa en caso de que ocurra una situación de pelea real; que durante el entrenamiento el luchador de la capoeira debía centrarse en la tarea; practicar al máximo cada movimiento; que lo jóvenes practicantes tuviesen buenas notas en el colegio…
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Bimba también estableció en su método de enseñanza sus principios de capoeira. Entre ellos: gingar siempre, que significa mantenerse en constante movimiento mientras se lucha, ya que la ginga es el movimiento básico de la capoeira; esquivar siempre para evadir los ataques del oponente; mantener un punto fijo en el suelo, porque los saltos acrobáticos dejan a uno vulnerable; jugar de acuerdo al ritmo establecido por el berimbau (instrumento musical de la capoeira) y respetar al oponente cuando ya no pueda defenderse de un movimiento de ataque.
Maestre Bimba fue capaz de crear varias tradiciones y rituales relacionados con la capoeira para apoyar su metodología de enseñanza: empleaba una silla para el entrenamiento de los principiantes; también la charanga, que es la orquesta de la capoeira, compuesta por un berimbau y dos pandeiros; el canto (quadras e corridos), canciones compuestas por Bimba para acompañar el juego…
En 1928 Bimba era lo suficientemente respetado como para que se cuestionara que la capoeira continuara siendo una actividad prohibida. Era vox populi que él la enseñaba y que se había preocupado de profundizar en sus raíces y perfeccionarla.
Tras una actuación en el palacio del gobernador de Bahía, Juracy Magalhães, Mestre Bimba finalmente logró convencer a las autoridades del valor cultural de la capoeira, poniendo fin a su prohibición oficial en la década de 1930. Bimba fundó entonces la primera escuela de capoeira del mundo en 1932, la Academia-Escuela de Cultura Regional, en Salvador de Bahía, aunque sin mencionar la palabra capoeira en el nombre al seguir asociada a una actividad de delincuentes. Poco tiempo después, la enseñanza de su capoeira fue calificada por la entonces Secretaría de Educación, Salud y Asistencia Pública como educación física.
La escuela se convirtió en un lugar en el que personas de todos los ámbitos de la vida podían ir a aprender el arte marcial, lo que otorgó a la capoeira un aire de respetabilidad en todos los estratos sociales de Brasil y cambió su imagen para siempre. Desde entonces, miles de personas, desde políticos hasta artistas, pasando por empresarios y personas de todas las edades, se acercaron a la capoeira como una actividad física y deportiva completa.
En 1936 Bimba desafió a los luchadores de cualquier estilo de arte marcial a probar su estilo regional. Disputó cuatro combates y ganó todos. Un año después obtuvo el certificado que lo acreditaba como formador y registró su primera escuela. En 1942 abrió una segunda escuela de capoeira y en 1946 tuvo lugar la primera exhibición pública como una presentación folclórica brasileña, además de lograr que la capoeira se convirtiera en una actividad económica rentable, por la que sus practicantes podían ganar dinero de forma honesta con su arte.
En julio de 1953 Bimba realizó una demostración de capoeira ante el entonces presidente de Brasil, Getulio Vargas, quien declaró que “la capoeira es el único deporte que es verdaderamente brasileño”.
Numerosos famosos de la sociedad brasileña pasaron por la escuela de Bimba como alumnos suyos. Después de lo que se denomina bautizo, el Mestre comenzaba a enseñarles las técnicas más avanzadas, como el floreo y las secuencias de defensa personal, lo que hacía pensar que el aprendizaje de la capoeira era infinito, aunque como él mismo decía, “los golpes básicos de la capoeira son siete, y de esos siete se pueden realizar otros siete más y así sucesivamente, siendo aceptado cualquier movimiento del cuerpo dentro de una roda siempre que esté regido por el son del berimbau y mantenga el ritmo de la ginga”.
Con un crecimiento exponencial de la capoeira, dos décadas después la falta de apoyo de las autoridades locales de Bahía y el incumplimiento de las promesas que le hicieron para seguir apoyando sus escuelas le hicieron tomar, en 1973, la decisión de mudarse a Goiânia al aceptar la invitación de un antiguo alumno. Allí murió un año después, el 15 de febrero de 1974, en el Hospital das Clínicas debido a un derrame cerebral tras sentirse indispuesto, precisamente después de una exhibición de capoeira. Tenía 74 años.
Convertido en uno de los hombres más significativos en la historia de la capoeira y en una de las personas más influyentes en la historia de las artes marciales en Brasil, su legado se mantiene vivo porque logró recuperar los valores originales de la capoeira. Para Bimba la capoeira era una pelea que debía evitarse siempre, ya que creía que era una lucha de cooperación en la que el jugador más fuerte siempre era responsable del jugador más débil.
Tras su muerte, uno de sus hijos, Mestre Nenel (Manoel Nascimento Machado), se hizo cargo a los 14 años de la academia de capoeira de su padre y continúa siendo responsable de su legado cultural e histórico. En la actualidad, es el presidente de la Escuela Filhos de Bimba de Capoeira, pero Mestre Bimba es aún hoy el mestre más reconocido de todos, incluidos títulos honoris causa, como el que le concedió a título póstumo en 1996 la Universidad de Bahía.
En 2014, la Unesco reconoció la capoeira como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, lo que la sitúa de manera oficial, y a nivel mundial, como una de las manifestaciones populares más expresivas de la cultura brasileña.
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