Del jarrón de Coppola a Fernando Báez Sosa: los juicios más mediáticos que pasaron por los tribunales de Dolores
Los juzgados dolorenses tienen una larga tradición de juicios con gran repercusión nacional, prácticamente todos sucedidos en la Costa Atlántica bonaerense durante la temporada de verano.

Hugo Tomei, abogado de los condenados en el caso Báez Sosa, un juicio que concitó la atención de la prensa nacional como pocas veces.
El caso más mediático: así se está calificando por estos días al juicio que acaba de finalizar en Dolores por el asesinato de Fernando Báez Sosa, en el que se condenó a cinco jóvenes a cadena perpetua y a otros tres, a 15 años de prisión. Sin embargo, los tribunales dolorenses tienen una larga tradición de juicios con gran repercusión nacional, prácticamente todos sucedidos en la Costa Atlántica bonaerense durante la temporada de verano.
Tal vez el caso más famoso fue el del fotógrafo José Luis Cabezas, cuyo cuerpo apareció calcinado en General Madariaga enero de 1997. El hecho desató una tormenta política que involucró al presidente Carlos Menem y a varios de sus ministros, suturó las pretensiones presidenciales de Eduardo Duhalde –que las concretó después, gracias a la grave crisis institucional de 2001–, desenmascaró los manejos más espurios de la policía bonaerense y puso a la consideración pública la cara (desconocida hasta entonces), los negocios y los vínculos de Alfredo Yabrán, uno de los empresarios más importantes del país.
Tal como el de Báez Sosa, el juicio también se desarrolló en enero y 3 años después del asesinato (2000). El 2 de febrero se leyó la sentencia que condenó a prisión perpetua a los cuatro integrantes de la banda "Los Horneros" de La Plata: Horacio Braga, José Auge, Sergio González y Héctor Retana, así como a Gregorio Ríos, jefe de Seguridad de Alfredo Yabrán, y a los policías Sergio Camaratta, Aníbal Luna y Gustavo Prellezo. Dos años después se condenó al comisario de Pinamar, Alberto “La liebre” Gómez por liberar la zona para cometer el crimen. Ninguno de ellos hoy está en la cárcel.
El caso del jarrón
Cualquier revisión de la década de los 90 no puede soslayar el condimento de farandulización de todas las esferas de la vida política. Los años de “pizza con champán” también alcanzaron a los tribunales y en Dolores se concentraron las cámaras en lo que terminó siendo uno de los episodios más bizarros de la historia judicial.
En 1996 se lanzó la campaña oficial “Sol sin drogas”, cuya cara visible era Diego Armando Maradona. Ese mismo año se creó el juzgado federal de Dolores, al frente del cual se designó a Hernán Bernasconi. Dispuesto a hacer circular por su despacho a famosos y a ganar horas de popularidad, empezó citando a indagatoria a Charly García, quien había dicho en una presentación en Pinamar: “Más que sol sin drogas, drogas sin sol”. Todos los canales enviaron móviles a Dolores, y así la ciudad se preparó para lo que se vendría a partir de octubre de ese mismo año: el famoso caso de jarrón de Guillermo Coppola, que consumió horas y horas de televisión con escándalos mediáticos entre varios de los personajes involucrados.
Buscando procesar a Maradona, Bernasconi allanó la casa de su representante y secuestró un jarrón en el que, según el magistrado, había una gran cantidad de cocaína. Coppola fue trasladado a la cárcel de Dolores y también fueron procesados el ex futbolista Alberto Tarantini y tres mujeres que terminaron involucradas en escándalos mediáticos incluso con los "policías-estrella", Daniel Diamante y Antonio Gerace. Bernasconi daba conferencias de prensa diarias en la puerta y todos los programas de chimentos tenían peleas en vivo y en directo en horario central. Cuando Maradona visitó a su amigo Coppola en la cárcel el día de su cumpleaños, una multitud desbordó la ciudad.
Pero el jarrón resultó parte de la escenografía de una mentira. El juez Bernasconi fue destituido, se fugó a Brasil y luego fue detenido junto a los ex policías y a su ex secretario, Roberto Schlagel, por inventar pruebas, según dijo textualmente la Cámara Federal.
El caso D’Alessio
En 2019, el Juzgado Federal de Dolores volvió a ser centro de atención por otro caso –sin resolución judicial aún– que movilizó la atención política y social en Argentina. Obviamente, ya estábamos en tiempos de “la grieta” y así también se vivió esta cuestión.
En los primeros días de febrero, un empresario denuncia una extorsión por parte del falso abogado Marcelo D’Alessio para no iniciarle una causa, en nombre del fiscal federal Carlos Stornelli. La causa desarrolló una trama de espionaje ilegal y conexiones entre los poderes político, judicial y periodístico, tironeada en uno y otro sentido por ambos lados de “la grieta”.
El asunto terminó con la destitución del fiscal de Mercedes, Juan Ignacio Bidone. Stornelli, por su parte, fue llamado a declarar varias veces pero nunca asistió. Fue procesado pero luego la Cámara Federal porteña revocó esos procesamientos.
Otros casos
En el año 2000 se detuvo a la llamada “Banda de los Seguros”, una agrupación criminal que se dedicaba a fraguar -con documentación falsa- carpetas comerciales, pedir créditos y sacar seguros de vida a nombre de personas insolventes e incluso indigentes. Luego, esas personas morían “accidentalmente” y los seguros eran cobrados por integrantes de la asociación delictiva.
En 2003 se condenó a Daniel Stedile, Fernando Gugliermetti, al abogado Osvaldo Mairal y Héctor Noble fueron condenados a prisión perpetua, en tanto que la esposa de este último, Marisa Espinosa, recibió 4 años y 4 meses. Todos recuperaron su libertad, aunque Gugliermetti murió en prisión, detenido por otra causa.
La desaparición de Rubén Darío Jérez, ocurrida en octubre de 2001 en Santa Teresita, es un caso que aún conmociona a la Región. En 2013 se realizó el juicio por encubrimiento en el que se juzgó a 6 personas –varias vinculadas al gobierno municipal de ese entonces– que resultaron absueltas. El fallo fue anulado por la Cámara de Casación y esa anulación fue confirmada por la Suprema Corte bonaerense, que ordenó hacer un nuevo juicio. Sin embargo, esa orden no pudo cumplirse porque el tribunal oral Nº 2 de Dolores dictaminó que la causa estaba prescripta.