La conmovedora historia de Pablo, el hijo que adoptó a sus padres
En un fallo inédito, la justicia tucumana autorizó a un adolescente de 13 años a que cambie su apellido con el que fue anotado cuando nació por el de las personas que lo adoptaron.
Pablo tiene 13 años y se convirtió en noticia por ser el primer menor del país en adoptar a su padres. La historia tuvo un disparador bien claro: el fútbol. El año pasado, cuando debía estampar su nombre en la camiseta del club en el que juega, la Liga Tucumana no le permitió usar el apellido con el que él se identifica porque no figuraba en su documentación. Algo debía hacer y por eso el propio chico se acercó a la justicia.
Estaba decidido y no había vuelta atrás. Quería tener en su espalda y en sus documentos el apellido de las personas que lo cuidaron desde que era un bebé; no el de sus padres biológicos, quienes jamás se hicieron cargo.
"Acomodame los papeles para que yo pueda ser hijo de mi papá y de mi mamá, y para que mi camiseta tenga mi nombre. Buscale la vuelta", le dijo el adolescente a la jueza Mariana Rey Galindo, del Centro Judicial de la localidad tucumana de Monteros, después de hacer una presentación para pedir un cambio de apellido y ser hijo, legalmente, de la pareja que siempre estuvo con él. Tras evaluar la situación y entrevistarse con el menor y su familia, la magistrada decidió hacer lugar a la solicitud.
En un fallo inédito, Rey Galindo resolvió, según publicó Infobae, "emplazar al adolescente como hijo" de sus padres verdaderos y gracias a eso, Pablo puede hoy jugar a la pelota con el nombre que más le gusta. Además, en la resolución, le otorgó al matrimonio la "adopción plena" del chico y hasta gestionar y percibir la Asignación Universal por Hijo.
El protagonista de esta historia nació en Buenos Aires y fue entregado por la madre biológica a una tía y a su marido porque tenía problemas económicos. El menor contaba con dos actas de nacimiento, una con el apellido de su mamá y otra con el del papá, quien algún tiempo después de nacer lo reconoció. En el DNI figuraba el apellido de la mamá, que no era el que quería. Pablo deseaba el de su padre adoptivo, el de la familia con la que vive en Tafí del Valle hace más de 11 años.
"En las pruebas de la escuela firmaba con el apellido que el quería. Y me las acercó para que las tuviera como prueba. Tenía muy claro lo que quería: que los padres lo adoptaran y de inmediato él adoptar a los padres", dijo a Infobae la jueza Rey Galindo. "A él le parece mejor y más lindo, porque quiere llevar el mismo apellido", señaló la magistrada en su fallo al que accedió este medio.
Como el adolescente vive a más de cuatro horas de viaje del juzgado, la propia jueza decidió ir hasta su casa y entrevistarlo. En las charlas que mantuvo con él, se dio cuenta de que el menor estaba rodeado de amor y de una familia que lo quería. Rey Galindo le explicó que lo que había que hacer era un tratado de adopción y que para hacerlo había que convocar a todos los papás, los adoptivos y los biológicos. "Hacé lo que tengas que hacer", dijo Pablo.
Y así lo hizo. La funcionaria judicial convocó a todas las partes pero sólo asistieron su tía y el marido. Esto fue determinante para la decisión final. La jueza le consultó si definitivamente quería cortar el vínculo con sus padres biológicos, ya que estaba la posibilidad de mantenerlo aunque sea en los papeles. "Cortá con todo", fue la respuesta del chico.
En ese sentido, la jueza resolvió: "Valorando su opinión y grado de madurez, considero que el tipo de adopción que corresponde declarar, es la plena y en consecuencia extinguir el vínculo con los progenitores".