Sabrina Calandrón, responsable del área género en el Ministerio de Seguridad: “No se puede pensar políticas de seguridad sin perspectiva de género”
Cómo intervenir hacia el interior de fuerzas asociadas al paradigma patriarcal tradicional y cómo pensar los delitos desde una perspectiva de género.
La dolorense Sabrina Calandrón quien ocupa la titularidad de la recientemente creada Subsecretaría de Bienestar, Derechos y Políticas de Género, del Ministerio de Seguridad de la Nación, sostiene que en las fuerzas policiales, tradicionalmente marcadas por el paradigma patriarcal, hay cosas que están cambiando.
Doctora en Antropología, investigadora del CONICET y docente de la Universidad de La Plata, entiende a la secretaría a su cargo bajo la función primordial de “formular y promover políticas de recursos humanos orientadas al desarrollo de las carreras profesionales de los integrantes de las fuerzas policiales y de seguridad, en el marco de derechos a todos los géneros”.
En diálogo con Entrelineas.info, consideró que esto implica también “articular la tensión por las condiciones laborales con la promoción de derechos del personal en tanto trabajadores y en tanto diversidades que cada vez tienen más lugar”. Por eso, se propone “desarrollar y alentar las carreras de mujeres y de personas trans que son parte o quieren integrase a las fuerzas”.
Desde su subsecretaría se busca “identificar problemas y malestares que tienen los policías de fuerzas federales para promover un espacio laboral libre de violencias de malos tratos que hasta el momento son moneda corriente dentro de la fuerza. Lo que nos va a llevar también a mirar las condiciones de salud, los horarios y los riesgos laborales”.
Autora de numerosos trabajos sobre el tema, incluyendo el libro Género y sexualidad en la Policía Bonaerense, llega desde un ámbito académico a la política, algo que también comparte la ministra Sabina Federic. “Hice trabajo de campo en todas las fuerzas federales y la provincia de Buenos Aires lo que me permitió conocer a fondo las prácticas cotidianas y los conflictos que se presentan diariamente. Eso es un buen insumo para pensar políticas que modifiquen esa situación dentro de instituciones históricamente conflictivas, sobre todo cuando intentamos pensarlas en un marco democrático”.
En este sentido apunta que las políticas de género y seguridad tienen dos vertientes, una hacia el interior de la fuerza y otra, hacia afuera. “Hubo una serie de cambios desde 2010 en el Ministerio de Seguridad de la Nación que se orientaban a pensar el ingreso y trayectorias de mujeres”, sostiene. Y, en la otra dirección “fue un proceso incluir una perspectiva de género a la hora de entender delitos y su dinámica. ¿Ejemplos puntuales? La trata de personas, el narcotráfico, la violencia sexual: sin una perspectiva de género para ver cómo funcionan esos delitos es muy difícil que podamos entenderlos”.
Por lo que asegura, tajantemente, que “hoy podemos decir que no es posible pensar políticas de seguridad sin una perspectiva de género”.
Las fuerzas de seguridad, aunque fuertemente asociadas a un paradigma patriarcal, por otra parte, tampoco escapan a las modificaciones que se vienen registrando en la sociedad. “Por ejemplo, hay organizaciones de mujeres que impulsan, desde dentro de las fuerzas, cambios y estrategias políticas para sostenerlos”. “Todas las fuerzas tienen centros integrales de género, para tener una forma de trabajo más equitativa y más reflexiva”-